No, we cant

jueves, 5 de febrero de 2009

Bueno, confesemos que antes del partido surgieron algunas dudas. En primer lugar era una final, 90 ó 120 minutos donde cualquier mejor equipo del mundo puede ser batido, como muchas veces hemos visto. También contaba ese porcentaje estadístico que nos muestra que el fútbol, como la vida, es ciertamente injusto, aunque ésta suele serlo bastante más. Y desde éstos aforismo filosóficos, nos cargamos de razones técnicas; Una defensa improvisada con Touré y Puyi fuera de sitio, la inexperiencia competitiva de Bojan y Busquets frente a los añorados Henry e Iniesta, el bajo estado de forma de Etoo… Como en el tenis, cerrar los campeonatos es lo más difícil y la presunción de favorito acrecienta la ansiedad y el miedo al fracaso, paralizando aquello que antes funcionaba como un reloj suizo. ¿Podrían el temor y cierta escondida desidia de jugarse un “trofeo menor” conjugarse contra el equipo que más y mejor fútbol practica en el mundo? Torres más altas han caído; Yes, we can. Porque, aunque estéticamente uno prefiera al Barsa, mi ética se arrimaba al Athletic en su condición de David surgido de un modelo deportivo admirable, representativo de una identidad social. El jugador del Athletic tiene una deuda permanente con su gente; deuda humana de esfuerzo y lucha por una camiseta única. No, no se ven mercenarios en San Mames. Y ese orgullo de pueblo, esos cochinillos que se iban a asar en las plazas del gran Bilbao para quien quisiera, ese orgullo por la alegría que los leones ya habían conseguido al volver a una final de copa veinticinco años después, se contagiaba a una sociedad especialmente desilusionada y sombría, con más grietas que cemento. Si, el corazón, quizás por rojiblanco, iba con el Athletic.

Y sin embargo, a veces, el fútbol es cruelmente sencillo. Por que puede haber esquemas tácticos, cuadrados mágicos y estados sentimentales de euforia que agiten la honda con precisa potencia. Pero, como en la vida, lo normal es que Goliath convierta a David en una víctima más de su juego. Quise creer, pero no hubo opciones por la tremenda brecha de calidad entre uno u otro equipo. Por que, al final, eso es lo definitivo. El Barca no solo tiene un modelo deportivo y un entrenador amamantado en él. El Barsa tiene a Xavi, a Messi, a Alves, a Piqué, a… Comparen uds. uno a uno y convénzanse de que el talento se tiene o no se tiene y que, con la tercera chequera más aseadita del mundo, es más fácil encontrar lo primero que lo segundo, y se allana mucho el camino de los títulos. Aunque el dinero, de por sí, no da la felicidad. Aunque David, de vez en cuando, siga derribando deliciosamente a los Goliat de éste mundo.

 
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